La meditación siempre se ha asociado con la soledad, la tranquilidad y la inactividad física. Cuando uno habla de meditación, generalmente se le ocurre un escenario en el que una persona encuentra un área apartada, cierra los ojos en silencio y descansa su cuerpo mientras trabaja su mente, pero, ¿solo se puede meditar de esa manera?
La meditación es un arte, un método, una destreza, un proceso. Es el arte de estar en contacto contigo mismo, de descubrir tu totalidad y las múltiples facetas de tu ser. Pero es una habilidad que hay que desarrollar que requiere tener disciplina y la mentalidad correcta. No puedes simplemente pensar que meditarás y obtendrás un resultado inmediatamente después. Esto requiere la sintonización de la propia conciencia. La meditación generalmente implica un conjunto de procedimientos y pautas a seguir. Típicamente, el éxito de la actividad dependerá de la adherencia a los principios y reglas dados.
Una forma interesante de meditación que se desvía del concepto antiguo y tradicional es la meditación caminando. La meditación caminando es muy diferente de otras formas de meditación conocidas por muchos. Por un lado, no tendrás que estar físicamente inactivo para hacerlo. De hecho, necesitas moverte y estar activo, ¡necesitas caminar! Tienes que involucrar activamente tu mente y tu cuerpo en esta actividad para experimentar un resultado positivo holístico. Esto trae asociado otro beneficio, dado que caminar es una actividad diaria, ¡realmente puedes crecer con la meditación todos los días!
Tampoco tendrás que buscar un lugar apartado para poder meditar, cualquier lugar servirá. De hecho, incluso se fomenta hacerlo en un lugar ruidoso y lleno de gente. Aquí es donde radica el desafío, la concentración es importante y la conciencia debe estar enfocada. No debes permitir que el mundo exterior ate tu mente a él por las cosas que ves, oyes o lo que sea que percibas. Puedes ser consciente de ellos, pero debes cuidarte de no hacer nada al respecto. No te aferres a nada.
El principio rector detrás de la meditación caminando es lograr una conciencia equilibrada, un equilibrio, entre tu ser interior y el mundo exterior que te rodea. Esta meditación te invitará a sentir todo tu cuerpo, todo el funcionamiento de las partes que te componen, siendo consciente de cómo funciona cada una de ellas. Mientras haces esto, también debes notar tu emoción y tu estado de ánimo. Todo esto se hace mientras caminas. El mundo exterior no necesita perderse en su enfoque, siempre habrá cosas que llamarán tu atención mientras meditas y no debes resistirte. Sin embargo, no debes aferrarte a ellas, hay que dejarlos pasar, observándolos sin hacer nada.
Este es el verdadero sentido de la conciencia. El resultado ideal de la meditación caminando es la conciencia de la persona del mundo exterior mientras está completamente consciente de su yo interior. Cuando esto se logre, muchos de los rompecabezas y complejidades de la vida se volverán más claros y simples. Al cerrar la brecha entre lo que está dentro y lo que está fuera de ti mismo, puedes tomar el control total de tu vida y disfrutar de un estilo de vida más saludable y satisfactoria.
Que interesante, no habia pensado nunca que se pudiera hacer, equilibras la mente y el cuerpo. Buen articulo.
Hola Rodolfo!! Gracias por visitar nuestro blog y me alegro que te gustara nuestro artículo.
Namaste!!
Una buena idea,
Hola Yolanda,
Gracias por visitar nuestro blog, me alegro que te sirviera nuestro contenido
Saludos